FRANZ KAFKA

Kafka era un modesto empleado de seguros de origen judío que dejó tras de sí una obra de enorme profundidad. Poco antes de morir pidió a su amigo Max Brod que destruyera todos sus manuscritos, pero éste no encontró valor para destruir una obra que sabía valiosísima, sino que logró publicarla, aunque es posible que el propio Kafka destruyera algunos de sus escritos.

En la obra de Kafka se repiten las mismas ideas centrales: la pérdida de la personalidad individual absorbida por el mecanismo social y la angustia de hombre al tener que vivir una vida sin sentido y sometido a unos poderes de los que ignora todo.

En «El proceso», José K, funcionario de banco, es detenido y procesado por causas que ignora. Durante toda la obra este protagonista, del que nada sabemos, se esfuerza inútilmente por aclarar el misterio de su proceso, tropezando siempre con funcionarios que no le explican nada, reglamentos y leyes incomprensibles y, al final, la sentencia se cumple sin que el acusado sepa por qué se le condena, aunque convencido de que es necesario que se cumpla la sentencia.

José K es el símbolo del hombre despersonalizado, una simple pieza de la máquina social. Por ello no da ningun rasgo par caracterizarle, es más: el hecho de que su apellido solo sea K significa que puede ser cualquier individuo.

En «El castillo» nos habla de un castillo y el señor que lo habita, siendo uno y otro inalcanzables. La ansiedad por llegar al castillo y saber qué es lo que quiere su señor del personaje central es el eje de la historia. En la historia se engranan las situaciones más absurdas y desprovistas de sentido con un telón de fondo lógico.

En esta misma línea de paralelismo entre lo lógico y lo absurdo está «La metamórfosis»: Gregorio Samsa, representante de una casa comercial, lleva una ordenada vida de trabajo y es miembro de una familia normal. Pero una mañana se despierta tras un sueño intranquilo convertido en un gigantesco insecto. Esta situación aumenta su absurdo cuando la familia continua llevando una vida normal a pesar de que uno de sus miembros es un ser monstruoso.

En «América» se refleja la penosa impresión de soledad del hombre, de desorientación sin objetivo ni ideal alguno de un emigrante desorientado que no logra integrarse en la nueva sociedad.

De todas las obras de Kafka se desprende una infinita sensación de angustia. El hombre para Kafka es un ser desorientado que ansía legar a algún lugar, que ignora a donde va y que se siente sometido a misteriosos poderes a lo que teme, pero con los que desea identificarse.

Un comentario en “FRANZ KAFKA

Deja un comentario