QUEVEDO

Don Francisco de Quevedo y Villegas pertenece a una noble familia muy allegada a la corte. Recibió una esmerada educación en los Jesuitas de Madrid y en la universidad de Alcalá, donde estudia Lenguas clásicas y modernas y Teología.

Fue enemigo literario de Góngora, al que ridiculizaba en algunas de sus composiciones. Gracias a las intrigas y sobornos consigue que el Duque de Osuna sea nombrado Virrey de Nápoles durante el reinado de Felipe III, pero cuando subió al trono Felipe IV, el Duque de Osuna es encarcelado y Quevedo desterrado a Torre de Juan Abad, aunque el Conde-Duque de Olivares le concede pronto la libertad.  Posteriormente y por motivos no muy claros, es conducido a San Marcos de León pasando años de duro cautiverio que propiciaron su temprana muerte.

Quevedo ha sido retratado como un hombre de estatura mediana, de ojos vivos pero muy corto de vista y cojo de los dos pies. Esta constitución física lo amargó desde niño, convirtiéndolo en un hombre agresivo, duro y misógino, aunque de profundas convicciones religiosas y alto sentido de valoración moral, cualidades que le llevan a sentir indignación ante la mezquindad y bajeza de las gentes.

Lo más conocido de la poesía de Quevedo son sus sátiras, aunque sus composiciones amorosas son de tan alta calidad lírica que puede figurar entre los más altos cantores del amor solo por ellas.

Su producción en prosa es muy extensa. Escribió obras en las que expone sus teorías políticas, inspiradas siempre en los principios de la moral cristiana. Su preocupación religiosa le inspira obras ascéticas, pero también utiliza su arma habitual, la sátira. Siguiendo la tradición literaria de la novela picaresca, escribe «La vida del Buscón».

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Quevedo es el máximo representante del Conceptismo, dando más importancia al significado de sus palabras que a su sonoridad. La prosa de Quevedo es muy expresiva ya que refleja su carácter vivo y expresivo,  y utiliza constantemente expresiones de doble sentido con juegos de palabras y chistes desconcertantes que ponen de manifiesto su espíritu pesimista y su humor negro. 60-61

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